"Mi voz la que está gritando,
mi sueño el que sigue entero,
y sepan que sólo muero,
si ustedes van aflojando.
Porque el que murió peleando,
vive en cada compañero."
En todo tiempo y lugar, la pérdida de vidas jóvenes constituye una tragedia, en tanto pérdida prematura del futuro soñado, de la promesa de la apuesta y el esfuerzo depositado socialmente para que esos jóvenes puedan desarrollarse y tener una vida plena y feliz. Uno siente que esa pérdida se agrava en los casos en que esas vidas, estuvieron al servicio de la comunidad. Y se agrava aún más, cuando los aportes hechos en el corto tramo recorrido desde la conciencia hasta la muerte, son valiosos y significativos, desinteresados y valientes, en un contexto en el que el sentido de entrega por los demás, no abunda.
En una época en la que la apatía es la norma, y la participación política esta profundamente denostada, estos dos jóvenes, no sólo actuaron en un sentido completamente distinto, sino que lo hicieron en condiciones inusuales y particularmente adversas, en un camino tomado por propia elección, que los ratifica como hombres libres, acaso la condición más significativa que pueda tener cualquier hombre en cualquier tiempo y lugar, y por la cual hay que luchar con verdadero valor. No es un valor marcial, sino profundamente existencial. Sólo los hombres que quieren ser auténticamente libres, saben que lo serán únicamente en comunidad con otros hombres y mujeres libres, y asumen el desafío de sus propias existencias en el compromiso de luchar contra la tiranía y la injusticia.
Estamos hablando de hombres de esa talla. Guido Eugenio Cauterucci y Claudio Daniel Figueroa han dado todo de sí, con alegría y responsabilidad , con pasión y garra, con seriedad, respeto, acción y testimonio, rebeldía, lucidez, con ternura y lealtad. Han sido auténticos. En su organización, leales, orgánicos, y sobretodo coherente . Han testimoniado que no hay obstáculos para la férrea voluntad y el compromiso, han abierto senderos para la participación, sobretodo han formado hombres y mujeres que seguirán su camino y su lucha.
Honraron la vida, y la vivieron con todo. No exageramos al decir que la única verdadera tristeza que nos han dado, es haberlos perdido.
Es importante destacar que estos dos jóvenes, mas allá del reconocimiento de los dirigentes de su fuerza, se han abierto camino por sí mismos. La autonomía política, ha sido plenamente coherente con su anhelo de libertad.
Guido Cauterucci había militado en otras fuerzas políticas, hasta que vuelca su militancia en el año 2003, fundando la expresión universitaria de su partido político, el ARI. En los términos de su concepción política, asume que esa construcción debe ser parte del esfuerzo autónomo de los estudiantes comprometidos en esa causa, y no parte del esfuerzo político/partidario de la fuerza que representa, es por eso que inicia y desarrolla la construcción política desde la nada.
A lo largo de su carrera política, entregó en términos de militancia, un esfuerzo de 6 años. En los términos de su propia vida, fue casi una cuarta parte de la misma. De su vida adulta, sin duda lo más importante. No sólo no hizo fortuna ni especuló con hacerla, sino que entregó siempre de sí, para lo que su agrupación necesitara.
Militó por la causa de los derechos humanos en la Argentina, organizando y exponiendo en numerosos paneles de charlas-debate. Fue representante de los estudiantes de derecho en el centro de estudiantes y en la Federación Universitaria de La Plata, estudiantil regional. También representó a los estudiantes platenses en la Federación Universitaria Argentina. Representó a la Argentina en el Foro de Juventudes Políticas del Mercosur. Participó en la militancia de proyectos sociales y culturales, ciclos de cine, jornadas de voluntariado, siempre al servicio de las causas de la justicia social, del fortalecimiento institucional y la dignidad de la calidad de vida de los ciudadanos. Expositor en numerosos foros y jornadas, supo conmover con una gran oratoria, proveniente de su mensaje sincero y apasionado.
Sólo en los últimos 2 años, pudo hacer un aporte a la estructura institucional de la ciudad, un aporte prematuramente trunco. A los 23 años, se convierte en el Secretario del Bloque de concejales del ARI La Plata. Con sólo 25 años fue candidato a concejal en 5to término, en las elecciones de renovación de cargos legislativos del 28 de Junio de 2009, por la ciudad de La Plata. Por una diferencia muy estrecha entre las primeras tres fuerzas, podemos decir con plena seguridad que estuvo verdaderamente cerca de ser el edil más joven de la historia de la ciudad, ya que cumplía apenas los requisitos de edad, desde pocas semanas antes de la inscripción de candidatos del comicio.
Fue un líder con vocación de escuchar siempre, lideró por su carisma, pero sobretodo por su visión, porque sencillamente tenía razón la mayoría de las veces y porque fue siempre el más responsable. Fue valiente, generoso, leal. Inteligente y práctico, fue al mismo tiempo, un romántico soñador, un armador de utopías, un militante y un hombre de pura ley, que siempre pensaba en todos y cada uno de sus compañeros y se sentía responsable por ellos.
Claudio Figueroa militó a lo largo de 5 años. En sus ámbitos no políticos, está claramente reconocido que su actividad principal era la militancia. Jamás ocupó espacios político/partidario ni institucionales. No desempeñó actividades laborales relacionadas con la política, y es una muestra cabal de su aporte autentico, y desinteresado, generosidad genuina de aportar de sí para los demás. También construyó equipos de trabajo en la militancia de proyectos sociales y culturales, charlas-debate, ciclos de cine, jornadas de voluntariado, al igual que su compañero, al servicio de las causas de la justicia social, las instituciones de la república, los valores del mañana. En la militancia barrial y universitaria, discurrieron sus jornadas como militante. También en centros culturales, donde contagio y encendió proyectos. Y sobretodo, como forjador de la unidad y la mística de un grupo de locos que va a cambiar el mundo.
Participó en numerosos congresos y encuentros internacionales, en foros regionales y nacionales, donde representó a su partido. Organizador por excelencia de los encuentros militantes regionales, su mística y su lealtad no serán olvidadas. Tampoco sus firmes y honestas convicciones, sus sueños de alto vuelo, su romanticismo, y su coherencia fueron expresadas en cada ámbito donde su presencia se impuso.
Militaron con pasión y entereza, participaron en decenas de marchas y reclamos, luchando junto a su pueblo y por el. Serán honrados por su comuna, como símbolo de la entrega y la dedicación de jóvenes vidas, que a pesar de su fugacidad, no merecen el olvido.
Han vivido en forma tal, que uno no puede dejar de sentir que su muerte es una verdadera injusticia.
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En una época en la que la apatía es la norma, y la participación política esta profundamente denostada, estos dos jóvenes, no sólo actuaron en un sentido completamente distinto, sino que lo hicieron en condiciones inusuales y particularmente adversas, en un camino tomado por propia elección, que los ratifica como hombres libres, acaso la condición más significativa que pueda tener cualquier hombre en cualquier tiempo y lugar, y por la cual hay que luchar con verdadero valor. No es un valor marcial, sino profundamente existencial. Sólo los hombres que quieren ser auténticamente libres, saben que lo serán únicamente en comunidad con otros hombres y mujeres libres, y asumen el desafío de sus propias existencias en el compromiso de luchar contra la tiranía y la injusticia.
Estamos hablando de hombres de esa talla. Guido Eugenio Cauterucci y Claudio Daniel Figueroa han dado todo de sí, con alegría y responsabilidad , con pasión y garra, con seriedad, respeto, acción y testimonio, rebeldía, lucidez, con ternura y lealtad. Han sido auténticos. En su organización, leales, orgánicos, y sobretodo coherente . Han testimoniado que no hay obstáculos para la férrea voluntad y el compromiso, han abierto senderos para la participación, sobretodo han formado hombres y mujeres que seguirán su camino y su lucha.
Honraron la vida, y la vivieron con todo. No exageramos al decir que la única verdadera tristeza que nos han dado, es haberlos perdido.
Es importante destacar que estos dos jóvenes, mas allá del reconocimiento de los dirigentes de su fuerza, se han abierto camino por sí mismos. La autonomía política, ha sido plenamente coherente con su anhelo de libertad.
Guido Cauterucci había militado en otras fuerzas políticas, hasta que vuelca su militancia en el año 2003, fundando la expresión universitaria de su partido político, el ARI. En los términos de su concepción política, asume que esa construcción debe ser parte del esfuerzo autónomo de los estudiantes comprometidos en esa causa, y no parte del esfuerzo político/partidario de la fuerza que representa, es por eso que inicia y desarrolla la construcción política desde la nada.
A lo largo de su carrera política, entregó en términos de militancia, un esfuerzo de 6 años. En los términos de su propia vida, fue casi una cuarta parte de la misma. De su vida adulta, sin duda lo más importante. No sólo no hizo fortuna ni especuló con hacerla, sino que entregó siempre de sí, para lo que su agrupación necesitara.
Militó por la causa de los derechos humanos en la Argentina, organizando y exponiendo en numerosos paneles de charlas-debate. Fue representante de los estudiantes de derecho en el centro de estudiantes y en la Federación Universitaria de La Plata, estudiantil regional. También representó a los estudiantes platenses en la Federación Universitaria Argentina. Representó a la Argentina en el Foro de Juventudes Políticas del Mercosur. Participó en la militancia de proyectos sociales y culturales, ciclos de cine, jornadas de voluntariado, siempre al servicio de las causas de la justicia social, del fortalecimiento institucional y la dignidad de la calidad de vida de los ciudadanos. Expositor en numerosos foros y jornadas, supo conmover con una gran oratoria, proveniente de su mensaje sincero y apasionado.
Sólo en los últimos 2 años, pudo hacer un aporte a la estructura institucional de la ciudad, un aporte prematuramente trunco. A los 23 años, se convierte en el Secretario del Bloque de concejales del ARI La Plata. Con sólo 25 años fue candidato a concejal en 5to término, en las elecciones de renovación de cargos legislativos del 28 de Junio de 2009, por la ciudad de La Plata. Por una diferencia muy estrecha entre las primeras tres fuerzas, podemos decir con plena seguridad que estuvo verdaderamente cerca de ser el edil más joven de la historia de la ciudad, ya que cumplía apenas los requisitos de edad, desde pocas semanas antes de la inscripción de candidatos del comicio.
Fue un líder con vocación de escuchar siempre, lideró por su carisma, pero sobretodo por su visión, porque sencillamente tenía razón la mayoría de las veces y porque fue siempre el más responsable. Fue valiente, generoso, leal. Inteligente y práctico, fue al mismo tiempo, un romántico soñador, un armador de utopías, un militante y un hombre de pura ley, que siempre pensaba en todos y cada uno de sus compañeros y se sentía responsable por ellos.
Claudio Figueroa militó a lo largo de 5 años. En sus ámbitos no políticos, está claramente reconocido que su actividad principal era la militancia. Jamás ocupó espacios político/partidario ni institucionales. No desempeñó actividades laborales relacionadas con la política, y es una muestra cabal de su aporte autentico, y desinteresado, generosidad genuina de aportar de sí para los demás. También construyó equipos de trabajo en la militancia de proyectos sociales y culturales, charlas-debate, ciclos de cine, jornadas de voluntariado, al igual que su compañero, al servicio de las causas de la justicia social, las instituciones de la república, los valores del mañana. En la militancia barrial y universitaria, discurrieron sus jornadas como militante. También en centros culturales, donde contagio y encendió proyectos. Y sobretodo, como forjador de la unidad y la mística de un grupo de locos que va a cambiar el mundo.
Participó en numerosos congresos y encuentros internacionales, en foros regionales y nacionales, donde representó a su partido. Organizador por excelencia de los encuentros militantes regionales, su mística y su lealtad no serán olvidadas. Tampoco sus firmes y honestas convicciones, sus sueños de alto vuelo, su romanticismo, y su coherencia fueron expresadas en cada ámbito donde su presencia se impuso.
Militaron con pasión y entereza, participaron en decenas de marchas y reclamos, luchando junto a su pueblo y por el. Serán honrados por su comuna, como símbolo de la entrega y la dedicación de jóvenes vidas, que a pesar de su fugacidad, no merecen el olvido.
Han vivido en forma tal, que uno no puede dejar de sentir que su muerte es una verdadera injusticia.